Desde el Bautismo Dios nos regala una serie de virtudes. Ellas guían nuestras acciones si ponemos nuestra voluntad para que eso suceda. Conocerlas y hacerlas parte de nuestra vida nos ayudará a dejarnos guiar en un camino hermoso para lograr hacer lo que el mismo Jesús nos manda: “Ustedes sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mt. 5, 48).
Hay dos tipos de virtudes: 1) las humanas o morales y 2) las teologales.
Las virtudes humanas son muchas, pero se pueden agrupar en 4, llamadas cardinales. Estas son: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
Las virtudes teologales son: fe, esperanza y caridad.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) explica de forma detallada cada una de ellas. Por tal razón, solo colocaré una oración que define brevemente lo que expone el CIC y luego veremos el “para qué” nos sirven.
VIRTUDES HUMANAS O MORALES
Prudencia
“Es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo”. Esta virtud conduce las otras virtudes cardinales pues sirve de maestra a nuestra conciencia.
El arte de la prudencia es algo que se va perfeccionando con el tiempo. Es analizar en cada situación qué es lo mejor para nuestras vidas y para las vidas de quienes nos rodean. Ser prudentes nos ayuda a saber tomar decisiones para nuestro bien; ya sea que tengamos que discernir ante un bien y un mal (para escoger siempre el bien) o ante dos bienes. Esto último tiende a darnos más dificultad, pues requiere un alto nivel de cercanía a Dios para que Él nos muestre el camino que nos llevará a realizar Su Voluntad. El llegar a ser prudentes nos permitirá ser sabios en todos los momentos y nos guiará a ser justos, a ser fuertes, y a tener templanza. ¿Por qué es tan importante esta virtud? Porque nos ejercita a hacer escogidas. Aquel que no escoge o no se decide en nada es esclavo de la incertidumbre. Por eso pídele a Jesús que te enseñe a ser prudente y a confiar en Él tus decisiones.
Justicia
“Es la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido”.
Esta virtud nos ayuda a buscar en nuestras acciones y hasta en nuestros pensamientos la justicia. Si somos justos no nos permitiremos el no darle a Dios lo que le es debido, ni ignorar a nuestro prójimo cuando este nos necesite. Dios se merece lo mejor de nuestro ser y esta virtud nos ayudará a brindarle tal hermosura propia, que también proviene de Él. Si somos justos con nuestro prójimo no le juzgaremos vilmente, no levantaremos mentiras sobre ellos, tendremos compasión con sus debilidades, pues sabemos que nosotros también somos débiles. Eso es ser justos.
Fortaleza
“Asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien”.
¡Oh, fortaleza!, ¡Cuán admirable eres! Es increíble cómo esta es una virtud humana y también un don otorgado por el Espíritu Santo. Esto quiere decir que aunque el Espíritu de Dios nos de dicha fuerza, nosotros también tenemos una capacidad interna para ser firmes como la roca y constantes a la hora de buscar nuestro bien. Esta virtud es como una fuerza inexplicable en momentos incomprensibles o difíciles. Cultivémosla, pues nos ayudará a no dejarnos vencer en muchas situaciones.
Templanza
“Es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados”.
La templanza nos ayuda a moderar y a equilibrar los placeres y los bienes creados. Con ella podremos dar entrada a nuestra vida a la castidad, a la pureza física y emocional, tan menospreciadas en nuestro tiempo. Además, tendremos capacidad para saber ser responsables en el uso de los bienes, de los alimentos, del dinero, de la naturaleza.
VIRTUDES TEOLOGALES
Fe
“Es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma”.
Dios nos regala la fe, es un don que si lo cultivamos y le pedimos a Él que lo haga crecer en nosotros nos permitirá creer en Él, en su Palabra y en su Santa Iglesia. Muchas veces tenemos tantas dudas, tantas preguntas acerca de tantas cosas relacionadas a Dios, a su Iglesia, etc. Eso indica que nuestra fe puede estar débil o debilitándose. Sin embargo, la duda, si es bien encauzada, puede llegar a acercarnos a Dios si no nos alejamos de su presencia. La fe nos ayudará a no dejarnos convencer por falsos “profetas” o por doctrinas e ideas contrarias a nuestras creencias.
Esperanza
“Por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo”.
¡Que bonita es la esperanza! Esta virtud es hermosa, pues nos ayuda a ver, no solo con mero optimismo, sino con certeza divina todo lo que vivimos. No importa la situación que sea—puede ser algo muy difícil de comprender: muertes, asesinatos, abusos físicos o sexuales, discusiones, chismes, problemas familiares, etc.—, la esperanza nos ayuda a sobrepasar cualquier batalla. Pero como virtud teologal, la esperanza no es posible vivirla por nuestras propias fuerzas, es la gracia del Espíritu Santo quien nos llevará a ella.
Caridad
“Es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios”.
¡CARIDAD! Esta es la virtud superior a todas la virtudes. Sin ella sería imposible vivir las demás. “Si nos falta el amor, nada somos” (1 Co. 13, 1-4). Si amamos a Dios sobre todas las cosas tendremos fuerza para ser prudentes, para ser fuertes, para vivir en la templanza, para tener fe y esperanza. El amor debe ser el gran motor de toda nuestra vida. Dios mismo es Amor (1 Jn. 4, 8), Él se entrega y nos ama primero. Veamos al Amor como lo más importante en nuestra vida: con Él venceremos el rencor, la tibieza, la envidia, con Él perdonaremos y seremos felices. Si amas lo que haces serás feliz. Y si amas a Dios harás lo que Él te pida. Busquemos amarle siempre, sepámonos amados por Él, amemos a nuestros hermanos y lograremos ser ¡virtuosos!
By Glorian